Tal día como hoy, en 1863, se inauguraba en Londres el primer ferrocarril metropolitano subterráneo. Este hecho marcó un antes y un después en el mundo de los transportes públicos urbanos.
Su apertura supuso un hito, pues el hecho de transportar a miles de personas bajo tierra, sin sufrir los atascos que había en superficie en la que ya era entonces la ciudad más poblada del mundo -en 1891 alcanzaba los 5 millones y medio de habitantes, sólo fue superada por Nueva York en 1921-, era tan sólo diez años antes de su apertura algo poco menos que impensable.
Londres disponía de varias estaciones de ferrocarril (Euston, King’s Cross, Victoria, Waterloo y Charing Cross, entre otras), situados a las afueras de la urbe y que estaban mal comunicadas entre sí, puesto que era difícil conectarlas mediante ferrocarril debido a las calles estrechas y a la alta concentración de edificios que prevenía que los trenes se internasen en el centro de la capital. Además, la “Comisión Real de 1846 recomendó que ningún ferrocarril penetrara en la parte interior de Londres”.
Sin embargo, el hecho que impulsó definitivamente que las autoridades londinenses se decantasen por el ferrocarril subterráneo, fue la apertura en 1853 de una pasarela peatonal bajo el río Támesis, bajo la dirección de Marc Isambard Brunel y su hijo Isambard Kingdom Brunel, la primera del mundo. Sirvió para que Charles Pearson, Procurador de la Ciudad, presionara para conseguir un tren subterráneo. Además, esto contribuyó a disipar miedos arraigados entre la población sobre viajes desagradables en los “reinos de la oscuridad” de la antigua mitología.
La autorización parlamentaria llegaría un año después, pero los trabajos no se iniciaron hasta 1859.
Esta primera línea se llamaría Metropolitan Railway, nombre de la empresa que la construyó y unía las estaciones de Bishop’s Road (hoy, Paddington) y Farringdon Street, en la parte norte de la capital, uniendo en el camino las estaciones de Euston y King’s Cross.
En contra de lo sucedido en ciudades como Nueva York, en Londres la construcción, propiedad y explotación del metro fue un asunto de entidades privadas, hasta la mitad del siglo XX.
Los primeros trenes fueron a vapor (la electrificación no llegaría hasta 1890, con la apertura de la línea de City & South London Railway), por lo que necesitaban ventilación cada ciertos tramos. Un ejemplo curioso es el que se da en los números 23 y 24 de Leinster Gardens. Esas casas fueron tiradas y para no romper con la armonía de la hilera de casas, se construyeron unas falsas fachadas. Pueden verse unas imágenes de dichas fachadas, aquí.
Otra aportación del metro londinense, aunque menor, no menos importante, fue el famoso plano esquemático, diseñado por Harry Beck e introducido en 1931, comentado en otras entradas. Fue el primero en distorsionar la geografía para ganar en claridad y tamaño y además, también fue el primero en identificar cada línea con un color diferente. Si bien en Londres no cuajó la iniciativa de denominar a cada línea con su respectivo color (las líneas llevan nombres, como Metropolitan Line, Circle Line, Bakerloo, etc.), en otras ciudades, como Boston, que copiaron la iniciativa del mapa esquemático, sus líneas han terminado por llevar la denominación de su correspondiente en el plano.
También su logotipo característico (llamado “roundel”, un círculo en color rojo, cruzado por una franja azul y la palabra “Underground” –o el nombre de la estación- inscrita en ella) ha sido copiado por prácticamente todos los metros del mundo. Fue diseñado por Edward Johnston e instaurado en 1913.
Hoy el metro de Londres es el primero del mundo en kilometraje de red (sólo superado por Nueva York, si consideramos el total de kilómetros de vías), con 408 kilómetros (253 millas). Tiene 12 líneas que paran en 275 estaciones y transporta a unos 3 millones de personas al día. O 976 millones al año. Es operado por varias líneas en períodos de 30 años, aunque hoy la propiedad del metro londinense corresponde a la corporación pública Transport for London (TfL).
Es conocido como “The Tube” desde que la primera línea con túneles tubulares abrió al tráfico en 1890, la línea City & South London Railway, hoy Northern Line.
¡Felicidades London Underground!
Fuentes:
Metro de Londres en Wikipedia en español y en inglés.
Gran Londres en Wikipedia (en inglés)
Túnel del Támesis en Wikipedia (en inglés)
Key Facts - Transport for London
A Century of Subways - Celebrating 100 Years of New York's Underground Railways, por Brian J. Cudahy (Fordham University Press, Nueva York, 2003 ISBN 0-8232-2293-4)
Su apertura supuso un hito, pues el hecho de transportar a miles de personas bajo tierra, sin sufrir los atascos que había en superficie en la que ya era entonces la ciudad más poblada del mundo -en 1891 alcanzaba los 5 millones y medio de habitantes, sólo fue superada por Nueva York en 1921-, era tan sólo diez años antes de su apertura algo poco menos que impensable.
Londres disponía de varias estaciones de ferrocarril (Euston, King’s Cross, Victoria, Waterloo y Charing Cross, entre otras), situados a las afueras de la urbe y que estaban mal comunicadas entre sí, puesto que era difícil conectarlas mediante ferrocarril debido a las calles estrechas y a la alta concentración de edificios que prevenía que los trenes se internasen en el centro de la capital. Además, la “Comisión Real de 1846 recomendó que ningún ferrocarril penetrara en la parte interior de Londres”.
Sin embargo, el hecho que impulsó definitivamente que las autoridades londinenses se decantasen por el ferrocarril subterráneo, fue la apertura en 1853 de una pasarela peatonal bajo el río Támesis, bajo la dirección de Marc Isambard Brunel y su hijo Isambard Kingdom Brunel, la primera del mundo. Sirvió para que Charles Pearson, Procurador de la Ciudad, presionara para conseguir un tren subterráneo. Además, esto contribuyó a disipar miedos arraigados entre la población sobre viajes desagradables en los “reinos de la oscuridad” de la antigua mitología.
La autorización parlamentaria llegaría un año después, pero los trabajos no se iniciaron hasta 1859.
Esta primera línea se llamaría Metropolitan Railway, nombre de la empresa que la construyó y unía las estaciones de Bishop’s Road (hoy, Paddington) y Farringdon Street, en la parte norte de la capital, uniendo en el camino las estaciones de Euston y King’s Cross.
En contra de lo sucedido en ciudades como Nueva York, en Londres la construcción, propiedad y explotación del metro fue un asunto de entidades privadas, hasta la mitad del siglo XX.
Los primeros trenes fueron a vapor (la electrificación no llegaría hasta 1890, con la apertura de la línea de City & South London Railway), por lo que necesitaban ventilación cada ciertos tramos. Un ejemplo curioso es el que se da en los números 23 y 24 de Leinster Gardens. Esas casas fueron tiradas y para no romper con la armonía de la hilera de casas, se construyeron unas falsas fachadas. Pueden verse unas imágenes de dichas fachadas, aquí.
Otra aportación del metro londinense, aunque menor, no menos importante, fue el famoso plano esquemático, diseñado por Harry Beck e introducido en 1931, comentado en otras entradas. Fue el primero en distorsionar la geografía para ganar en claridad y tamaño y además, también fue el primero en identificar cada línea con un color diferente. Si bien en Londres no cuajó la iniciativa de denominar a cada línea con su respectivo color (las líneas llevan nombres, como Metropolitan Line, Circle Line, Bakerloo, etc.), en otras ciudades, como Boston, que copiaron la iniciativa del mapa esquemático, sus líneas han terminado por llevar la denominación de su correspondiente en el plano.
También su logotipo característico (llamado “roundel”, un círculo en color rojo, cruzado por una franja azul y la palabra “Underground” –o el nombre de la estación- inscrita en ella) ha sido copiado por prácticamente todos los metros del mundo. Fue diseñado por Edward Johnston e instaurado en 1913.
Hoy el metro de Londres es el primero del mundo en kilometraje de red (sólo superado por Nueva York, si consideramos el total de kilómetros de vías), con 408 kilómetros (253 millas). Tiene 12 líneas que paran en 275 estaciones y transporta a unos 3 millones de personas al día. O 976 millones al año. Es operado por varias líneas en períodos de 30 años, aunque hoy la propiedad del metro londinense corresponde a la corporación pública Transport for London (TfL).
Es conocido como “The Tube” desde que la primera línea con túneles tubulares abrió al tráfico en 1890, la línea City & South London Railway, hoy Northern Line.
¡Felicidades London Underground!
Fuentes:
Metro de Londres en Wikipedia en español y en inglés.
Gran Londres en Wikipedia (en inglés)
Túnel del Támesis en Wikipedia (en inglés)
Key Facts - Transport for London
A Century of Subways - Celebrating 100 Years of New York's Underground Railways, por Brian J. Cudahy (Fordham University Press, Nueva York, 2003 ISBN 0-8232-2293-4)
Relacionados:
Mapas del Metro
Mapas del Metro de Madrid
Fotografía por el usuario de Wikipedia en inglés UserDoorFrame.
2 comentarios:
Hola Tomás!!! Muy interesante la historia del metro londinense.
Felicidades al Underground por sus 145 años!!! y a tí por el artículo.
Besitos!!!
Hola Tomás!!!
Me ha encantado celebrar contigo y tu estupendo artículo el Aniversario del Underground londinense.
Cuando estuvimos en Londres en el Silver Jubilee de la Reina, una de las cosas que hicimos fue coger el metro, nos hacia ilusión viajar por sus túneles. A mi me impresiono.
Un abrazo.
Publicar un comentario