Los baños

Los baños del sistema de metro de Nueva York son toda una experiencia. Aparte de que la MTA ha cerrado más de 800, los que quedan suelen ser un ejercicio de sordidez y de inseguridad. Entre la falta de higiene, equipos averiados o desfasados y el posible peligro de interrumpir el sueño de un indigente, visitar los 78 retretes disponibles es toda una aventura.

La MTA adelantó la semana pasada que cerrará los baños entre la medianoche y las 5 a.m. para garantizar su limpieza. La noticia es un poco rara, porque de por sí es imposible limpiarlos durante cinco horas. Me supongo que lo hacen para sacar a los indigentes e indeseables sin que agredan al servicio de limpieza.

En cuanto a la identidad de los indeseables, las historias del metro te demuestran que pueden ser cualquiera. El 27 de mayo, un chico fue a utilizar el baño de la estación de metro que me pilla más cerca, Union Turnpike. Las instalaciones de por sí no son muy salubres, pero el muchacho se encontró con otra sorpresa: un hombre le expuso sus genitales.

El chico salió corriendo y avisó a la policía (la estación está pegada a los juzgados de Queens, casi siempre hay un policía cerca, ya sea de tránsito o municipal). El presunto exhibicionista se intentó fugar, pero fue atrapado. Su identidad: Jeffrey Klimas, 51 años, casado y con dos hijos, y capitán del Departamento de Policía de Nueva York.

P.D. Cuando le comenté a mis compañeros de trabajo lo sucedido en el baño y que yo una vez lo había visitado en una situación in extremis, dos personas me comentaron: «¿por qué no pudo hacer sus necesidades en la vía, como todo el mundo?» Era broma, pero a juzgar por ciertos olores que emanan de los andenes, no parece muy lejana a la realidad.