viernes, 19 de septiembre de 2008

El calor innatural del metro

En estos días el fresco del otoño casi precoz (aunque los neoyorquinos dicen que el verano se acaba después de Labor Day, o Día del Trabajo) ha pasado por la ciudad. Anoche al llegar a mi estación de Sutphin Blvd. en Jamaica hacía bastante fresquito en la calle (62 grados Fahrenheit, 17 centígrados), pero el metro sigue calentito y a veces hasta abrasador.

Algunos turístas primerizos que llegaron a la estación por vía del AirTrain quizá pensarían que hay control climático en las estaciones, pero debido a que su ventilación fue ideada en el siglo XIX, ya sabemos que no es así. En los andenes subterráneos pasamos mucho frío o calor según cómo esté el mercurio (y en los elevados, bastante más frío aún en invierno, a la merced del viento).

Si se entra hoy al metro y la estación está caliente, es sencillamente porque la MTA aún tiene el aire acondicionado encendido en la mayoría de los trenes. Obviamente, el compresor del aire acondicionado emana calor, y el paso constante de los trenes calientan aún más los túneles y, por supuesto, las estaciones.

En estos días el efecto es irónico, ya que las estaciones siguen calentitas, hay que encender el aire acondicionado, creando una absoluta contradicción en las líneas que tienen tramos elevados: tren climatizado a una temperatura bastante superior a la que hay al aire libre. El efecto para el pasajero es también insospechado (y algo insalubre): fresco en la calle, calor en la plataforma y fresquito en el vagón.

Estas cosas se aprecian al igual cuando nuestra querida ciudad tiene su cambio de estaciones (me refiero a la primavera, verano, otoño e invierno; en este blog es obligatorio aclararlo) de frío a calor. Al entrar al metro sientes la estación y andén fresquitos. Dura poco tiempo, pero se agradece.

Este esbozo del NYT explica un poco más (aunque técnicamente no mucho) el efecto térmico del aire acondicionado en los túneles del metro.

1 comentario:

Tomas R dijo...

¡Estupendo post, Emilio! La verdad es que muy bien explicado. A mi tampoco me pareció muy técnica la argumentación de Al O'Leary en FYI, pero se entiende perfectamente.

Quizás lo que tendría que haber enfatizado el portavoz de NYCT es que "al tratarse de un sistema abierto" (por encontrarse a a pocos metros de profundidad, a diferencia de otros Metros) el calentamiento o enfriamiento de los andenes, se produce más rápidamente y en mayor grado, pues el problema del aire caliente que expulsan los trenes y que es empujado por éstos hacia las estaciones lo tienen todos los Metros del mundo.

Esto es de dificil solución, pues la poca profundidad de las estaciones puede hacer inviable la instalación de un sistema de acondicionamiento en andenes, pues se perdería con las rendijas tan próximas.

Dicen que resolverán esto con el Metro de la Segunda Avenida y la extensión del tren 7 a Javits, poniendo puertas acristaladas al borde de los andenes... ¡espero que no se vaya con la crisis presupuestaria!

¡Un abrazo!