Ante el alud de recortes al servicio del transporte público (que, curiosamente, sólo afectan a Queens y a Brooklyn), la MTA calla sobre el futuro de la deshadada línea de la Segunda Avenida, o línea T.
Cualquier persona que se haya montado en hora punta en las estaciones de la línea de la Avenida Lexington (4, 5 y 6) es consciente del hacinamiento en los vagones y en un par de ocasiones he visto que han tenido que pasar dos trenes hasta que me he podido montar en uno de ellos.
Por lo cual, la línea T, que se lleva proyectando a nível subterráneo desde hace 1929, es necesaria. Pero también es necesaria una G y M completa y una W. La Z la puedo debatir porque las estaciones y vías de la línea J a su paso por Brooklyn y Queens están en un estado de decrepitez tan avanzado que sería casi mejor demoler todo. Pero estoy seguro que los usuarios de la línea J no piensan lo mismo que yo.
Lo cual me trae a la antigua línea elevada de la Segunda Avenida, que fue demolida por motivos estéticos a principios de los años 40 y porque la subterránea estaba a punto de venir.
Debido al carácter principalmente residencial de esta línea, me resulta difícil de creer que la MTA pueda resistir el maremoto de protesta de Queens y Brooklyn, que verían sus servicios recortados en aras de construir otra línea en Manhattan.
En conclusión, otra víctima más de esta profunda crisis económica de la MTA puede ser la línea de la Segunda Avenida; o por lo menos una inauguración proyectada en 2017. Por ahora la MTA dice todo lo contrario, pero si sus recortes siguen en pie, me parece que será muy difícil convencer a bastantes políticos y usuarios.
Aclaración: Obviamente esto es una especulación de mi parte, pero si por algo no se ha dado la famosa línea de la Segunda Avenida ha sido precisamente por crisis económicas.
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